Los microplásticos se han ido convirtiendo en un problema de gran importancia en los últimos años. Aunque muchas veces son indetectables a simple vista están causando un grave daño a nuestro planeta.
¿De dónde surgen los microplásticos?
Los microplásticos pueden ir desprendiéndose de los residuos plásticos que generamos, aunque en muchos casos han sido fabricados directamente para ser empleados en cosméticos o ropa. El problema principal al que nos enfrentamos, es que son partículas de un tamaño tan reducido que difícilmente pueden ser detectables en las plantas de tratamiento de residuos o plantas de reciclaje.
Esto provoca que acaben al final de su vida en los mares y océanos, donde pueden ser confundidas por plancton y terminan por ser ingeridas por los peces. De esta forma consiguen entrar en la cadena alimenticia, lo que inevitablemente conlleva que estos microplásticos también acaban en nuestros platos. El daño que pueden causar a nuestro organismo aún no se ha determinado pero se están estudiando sus consecuencias a largo plazo.
Muchos microplásticos se vierten directamente a las tuberías de nuestro hogar porque están presentes en productos cosméticos como algunos exfoliantes. Del mismo modo, cada vez que lavamos nuestra ropa se liberan miles de fibras y teniendo en cuenta que la mayoría de las prendas actuales están realizadas en poliéster, la cantidad de microplásticos que se vierten al agua cada día aumenta más. El problema es que estas partículas son demasiado pequeñas para que puedan ser filtradas en las plantas de tratamiento del agua.
Por eso es necesario que, también a la hora de consumir productos, seamos conscientes de cuáles escogemos principalmente en la industria cosmética y textil ya que son los dos grandes focos de producción de microplásticos.