¿Te has preguntado alguna vez que pasa con la basura que depositas en la bolsa de basura y tiras al contenedor? Hoy te lo contamos,
Lo primero que debemos de saber es que este tipo de residuos que se generan en los núcleos de población debido a la actividad cotidiana y diaria del ser humano se denomina Residuos Sólitos Urbanos (RSU).
Estos son transformados en materia prima para reciclarlos y generar otros productos. La gestión de los residuos sólidos consta de varias fases:
· Recogida.
· Transporte.
· Reciclaje
La recogida consiste en la recolección de los residuos urbanos para trasladarlos a los sitios donde son tratados. Existen dos maneras de recogida:
– No selectiva. Los residuos se ponen en los contenedores sin separar, mezclados. Hasta hace algunos años esta praxis ha sido muy común en nuestro país.
– Selectiva. Se separan los residuos según su clase y se ponen en los contenedores correspondientes. Por ello, ahora hay contenedores para los envases, el papel, la materia orgánica y el vidrio.
La recogida selectiva requiere de la conciencia y la colaboración ciudadana para que funcione correctamente.
El transporte de estos residuos se realiza mediante vehículos especialmente preparados para ello, ya que la mayoría contienen de una tolva en la que se compactan los residuos y después se lleva a una planta especializada para su tratamiento.
En las plantas de tratamiento se encargan de procesar y reciclar los residuos sólidos. Lo idóneo es recuperar y reutilizar la mayor parte de ellos. Por ejemplo, con reciclando cartones, papeles y telas evitamos talar nuevos árboles. Reciclando vidrios podemos fabricar nuevas botellas y envases sin necesidad de extraer más materias primas y, lo más importante, con mucho menor gasto de energía. En el caso de los plásticos éstos se separan, porque algunos se pueden usar para fabricar nueva materia prima y otros para construir diferentes objetos.
Por su parte, la materia orgánica fermentada se convierte en compost que se utiliza para diversas tareas: como alimentar ganado, abonar el suelo, construir carreteras, obtener combustibles…
Por último, hay que tener en cuenta que, aunque se utilicen buenos sistemas de reciclaje, al final del proceso siempre sobran restos que deben ser depositados en vertederos. Es importante que los vertederos estén bien construidos y usados para minimizar su impacto negativo.